El temor surge de la fijación en el “yo” y “lo mío”. Quienes abandonan esa fijación no sienten temor. Son como el espacio, que no puede agitarse, moverse, crecer, o disminuir.
Estos seres han alcanzado la perfección, más allá del error. Han adquirido una visión y una meditación sin obstrucciones. Con el tiempo, alcanzarán todas las cualidades de la iluminación.
―Buda Sakyamuni, Ratnakuta Sutra